Por ellos os dejamos este poema de Santa Teresa de Jesús para honrarlos.
"No me mueve mi Dios para quererte
El cielo que me tienes prometido,
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderte.
¡Tu me mueves, Señor¡ muéveme al verte
Clavado en esa cruz y escarnecido,
Muéveme ver tu cuerpo tan herido,
Mueveme Tus afrentas y Tu muerte.
Muéveme, en fin, Tu amor, y en tal manera,
Que aunque no hubiera cielo, yo Te amara,
Y aunque no hubiera infierno, Te temiera,
No me tienes que dar porque te quiera,
Pues aunque lo que espero no esperará,
Lo mismo que Te quiero Te quisiera."
El cielo que me tienes prometido,
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderte.
¡Tu me mueves, Señor¡ muéveme al verte
Clavado en esa cruz y escarnecido,
Muéveme ver tu cuerpo tan herido,
Mueveme Tus afrentas y Tu muerte.
Muéveme, en fin, Tu amor, y en tal manera,
Que aunque no hubiera cielo, yo Te amara,
Y aunque no hubiera infierno, Te temiera,
No me tienes que dar porque te quiera,
Pues aunque lo que espero no esperará,
Lo mismo que Te quiero Te quisiera."
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