"Gracias amabilísimo Jesús, gracias infinitas te sean dadas por el inapreciable beneficio que acabas de hacerme viniendo a mí y dignamente entran en las pobre morada de mi corazón ¿Y de donde a mi tanta dicha? ¿Qué gracias, pues, podré darte por esta gracia, que no sólo contiene todas las gracias, sino al autor de todas ellas?
¡Ángeles Santos! Alabad todos al Señor y dadle por mí las gracias.
¡Santos del cielo y justos de la tierra! Ayudadme a dar a Dios las gracias por tan señalada merced.
¡Virgen Santísima! Tú que con tanta perfección supiste corresponder a los singulares beneficios que te dispensó Dios, haz que yo sepa también corresponder y darle las debidas gracias; pero ya que esto me es imposible, dárselas por mí.
Quisiera, Dios mío, que cuentas criaturas hay en el cielo y en la tierra te por mi te dieran las gracias; pero estoy bien convencido de que ni aún así corresponderían digna y debidamente; por esto, pues, me ofrezco a ti mismo con todo mi cuerpo y alma.
Desde hoy siempre seré tuyo; adórname, por tanto, como a cosa tuya, con cuantas virtudes sabes que necesito para amarte.
Al verte hospedado en mi alma, me lleno de admiración, asombro y entusiasmo, como Santa María Magdalena que no sabía desistir de contemplar tus misericordias infinitas.
Permíteme, pues, Señor, que abrace tus pies santísimos y los riegue con lagrimas de ternura y amor, yo no me levantaré de tu planta hasta que como Santa María Magdalena, no me concedas una indulgencia plenaria de todos mis pecados; ni te dejaré ir hasta que me hayas echado tu Santa Bendición."
¡Enhorabuena hermano!
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