sábado, 29 de junio de 2013

SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO


Cada 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, recordamos a estos grandes testigos de Jesucristo y, a la vez, hacemos una solemne confesión de fe en la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Ante todo es una fiesta de la catolicidad. Hoy, en muchas catedrales serán tomarán el orden sacerdotal algunos seminaristas tras años de estudio y muestras de fe.

Pedro, el amigo frágil y apasionado de Jesús, es el hombre elegido por Cristo para ser “la roca” de la Iglesia: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” ( Mt 16,16). Aceptó con humildad su misión hasta el final, una muerte como mártir. Su tumba en la Basílica de San Pedro en el Vaticano es meta de millones de peregrinos que llegan de todo el mundo.

Pablo, el perseguidor de Cristianos que se convirtió en Apóstol de los gentiles, es un modelo de ardoroso evangelizador para todos los católicos porque después de encontrarse con Jesús en su camino, se entregó sin reservas a la causa del Evangelio.

domingo, 23 de junio de 2013

SAN JUAN BAUTISTA


¿ILUSTRE CUNA?
Siempre he leído con recelo esas descripciones de nacimientos prodigiosos y llamativos con las que algunos escritores presentan a «sus biografiados». Esa técnica del escritor me parece peligrosa. En vez de acercarnos al santo, al personaje, nos aleja de él. Porque pensamos: «Si este ser no hubiera tenido esa "ventaja" de salida, seguramente no habría subido al podio de los vencedores».

Pero Juan era otra cosa. En el nacimiento de Juan ocurrieron hechos singulares e insólitos, desde luego. Zacarías e Isabel, sin ponerse de acuerdo y por separado, presintieron que «su nombre era Juan». A Zacarías le volvió el habla cuando lo consignó en las tablillas. Y, sobre todo, el niño «saltó de gozo» y fue santificado en el seno de Isabel, cuando «la madre de su Señor fue a visitarla». Por eso celebramos hoy la Natividad de San Juan.

Pero no todo en Juan fue privilegio y lotería, inundación de gracia, bendición del cielo. Juan, después, «a Dios rogando y con el mazo dando», fue tan fiel a su vocación que, por realizarla, dio la vida. Por eso, otro día, solemos celebrar su muerte: «la degollación de San Juan». Por lo tanto, aunque «todos, al ver aquellos signos, se preguntaban: Qué será de este niño», no fue sin embargo un «hijo de papá y mamá», un niño mimado, aupado al tráfico de las influencias por ser pariente de Jesús y de María. Al contrario, «se despojó, también, de su rango» y se fue a la austeridad, a la soledad del desierto, a la predicación descarnada. Y, en ella, enseñaba a distinguir el oro del oropel, la verdad de la mentira, el tocino de la velocidad, y, sobre todo, a Jesús «Maestro de Nazaret» de los que se proclamaban «maestros de Israel». Por eso Isaías había predicho: «A ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, etc». Juan, amigos, lo hizo muy bien. Lo hizo tan bien, que le cortaron la cabeza y se la entregaron a una bailarina en una bandeja. A los hombres les desconcierta «la verdad» cuando llega de frente y sin filtros. Antes de que les deslumbre, son capaces de cortarle la cabeza. Pero cuando Juan fue decapitado, no se sintió «terminado». Se sintió «libre». Lo dijo Jesús: «La verdad os hará libres».

Resumiendo, amigos. «Nacimiento» y «muerte» de Juan. Regalo y esfuerzo personal. Las dos caras de una misma vocación preciosa.

Pues, apliquémonos el cuento. También nuestro nacimiento tuvo mucho de «privilegio». Privilegio es que un día llegáramos al seno de la Madre Iglesia y, de ella, «renaciéramos por la regeneración del agua y del Espíritu». Todo bautizado en un privilegiado de Dios, un miembro de Cristo, un heredero del Cielo. Y privilegio es que «por el bautismo seamos sepultados con El y resucitados con El». Somos, por tanto, de «ilustre cuna». Como decía Pedro: «Somos pueblo de Reyes, una raza elegida, una nación consagrada, una dinastía sacerdotal».

Pero ahí no termina nuestra biografía. Ahí empieza. Y nuestro compromiso bautismal consiste en: «allanar caminos», «enderezar sendas», ser «profetas del Altísimo» y «voz que clame en el desierto» de nuestras ciudades, tan populosas y ajetreadas. No nos basta con «saltar de gozo» en el seno de la Iglesia. Tenemos que salir. A extender nuestro dedo y «señalar los caminos» por los que pasa el Señor.

La Natividad de Juan nos recuerda que también nosotros somos unos «bien nacidos».

ELVIRA-1.Págs. 101 s.

domingo, 9 de junio de 2013

JMJ 2013 en el Rocío



Se plantea un encuentro paralelo a la JMJ de Río de Janeiro para no dejar pasar la oportunidad de que los jóvenes  andaluces y de otras Diócesis de España tengan un encuentro paralelo al de Río de Janeiro, puesto que el coste del viaje es bastante elevado, pero de esta forma viviremos a un lado y otro del Atlántico una misma fe en Cristo y la universalidad de la Iglesia.



Se realizará los días 25 al 28 de julio. La inscripción también la pueden encontrar en las redes sociales (delejuventud) y en la web (www.lawebdeladele.com) y enviarla escaneada al correo (delejuventudcordoba@gmail.com) o entregarla en el Obispado por las mañanas o en la casa de los jóvenes (Iglesia de la Compañía) por las tardes.



El plazo de inscripción para el primer pago es el 15 de junio, y la edad mínima para participar es de 16 años.


¡Anímate y vive con otros jóvenes este maravilloso encuentro cristiano
 junto a la Virgen del Rocío!

domingo, 2 de junio de 2013

CORPUS 2013

Esperando poder ofreceros mejores perspectivas del altar de nuestra Hermandad para el paso del Santísimo Sacramento. Os dejamos un breve repaso del Altar 2013.

Desde bien temprano miembros de nuestra cofradía han estado colaborando y ayudando en el montaje de este efímero altar que un año más mostramos como ofrenda a Cristo. Gracias a los vecinos que con toda amabilidad nos han ayudado.
 El altar se ha situado este año en la casa natal de D. Matías Prats, propiedad de la familia Sendra Prats. Se ha situado en una de las ventanas laterales. Su estructura era un dosel de damasco, que presidía la imagen de Cristo Rey y sobre el todo, una antigua custodia dorada de nuestra Parroquia situada a modo de Sagrario.
Todo sobre una bella alfombra con motivos florales y eucarísticos.
 Dosel presidido por la Custodia Dorada de la Parroquia, como símbolo del poder de Dios sobre los Hombres, quedando enmarcada por bellos encajes a modo de Sagrario. Se ve el bonito bordado de la colcha de la Familia Pérez Ramírez.

 Bajo el dosel, imponente como siempre el hermoso Cristo Rey del Universo que tantas veces hemos visto en casa de Juana Padilla cuando íbamos a recoger las túnicas para la Semana Santa. Junto a él las uvas, espigas y el pan sobre bandeja de plata y un pañito de bello bordado, el velón que representa la luz del Mundo (La Iglesia Universal), se mezclaba con el olor al incienso y a la hierbabuena.
 La Alfombra artesanal, presidia por el cáliz de Cristo, ha sido bellamente engalanada con filigranas de harina con motivos florales, dándole gran colorido al efímero altar que pretende dar culto al Amor de los Amores.
 Nuestro Estandarte y Hermanos Mayores acompañaron y participaron activamente durante el recorrido del cortejo procesional del Santísimo Sacramento, con mucha ilusión y alegría, tras una desapacible Semana Santa 2013.

¡ALABADO SEA JESÚS SACRAMENTADO!

HOMILÍA PAPA FRANCISCO PARA LA MISA DEL CORPUS CHRISTI


Queridos hermanos y hermanas: En el Evangelio que hemos escuchado hay una expresión de Jesús que me sorprende siempre: “Denles ustedes de comer” (Lc 9,13). Partiendo de esta frase, me dejo guiar por tres palabras: seguimiento, comunión, compartir.

1.- Ante todo: ¿quiénes son aquellos a los que dar de comer? La respuesta la encontramos al inicio del pasaje evangélico: es la muchedumbre, la multitud. Jesús está en medio a la gente, la recibe, le habla, la sana, le muestra la misericordia de Dios; en medio a ella elige a los Doce Apóstoles para permanecer con Él y sumergirse como Él en las situaciones concretas del mundo. Y la gente lo sigue, lo escucha, porque Jesús habla y actúa de una manera nueva, con la autoridad de quien es auténtico y coherente, de quien habla y actúa con verdad, de quien dona la esperanza que viene de Dios, de quien es revelación del Rostro de un Dios que es amor. Y la gente, con gozo, bendice al Señor.

Esta tarde nosotros somos la multitud del Evangelio, también nosotros intentamos seguir a Jesús para escucharlo, para entrar en comunión con Él en la Eucaristía, para acompañarlo y para que nos acompañe. Preguntémonos: ¿cómo sigo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don a Él y a los demás.

2.- Demos un paso adelante: ¿de dónde nace la invitación que Jesús hace a los discípulos de saciar ellos mismos el hambre de la multitud? Nace de dos elementos: sobre todo de la multitud que, siguiendo a Jesús, se encuentra en un lugar solitario, lejos de los lugares habitados, mientras cae la tarde, y luego por la preocupación de los discípulos que piden a Jesús despedir a la gente para que vaya a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida (cfr. Lc 9, 12). Frente a la necesidad de la multitud, ésta es la solución de los apóstoles: que cada uno piense en sí mismo: ¡despedir a la gente! ¡Cuántas veces nosotros cristianos tenemos esta tentación! No nos hacemos cargo de la necesidad de los otros, despidiéndolos con un piadoso: “¡Que Dios te ayude!”. Pero la solución de Jesús va hacia otra dirección, una dirección que sorprende a los discípulos: “denles ustedes de comer”. Pero ¿cómo es posible que seamos nosotros los que demos de comer a una multitud? “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”. Pero Jesús no se desanima: pide a los discípulos hacer sentar a la gente en comunidades de cincuenta personas, eleva su mirada hacia el cielo, pronuncia la bendición parte los panes y los da a los discípulos para que los distribuyan. Es un momento de profunda comunión: la multitud alimentada con la palabra del Señor, es ahora nutrida con su pan de vida. Y todos se saciaron, escribe el evangelista.

Esta tarde también nosotros estamos en torno a la mesa del Señor, a la mesa del Sacrificio eucarístico, en el que Él nos dona su cuerpo una vez más, hace presente el único sacrificio de la Cruz. Es en la escucha de su Palabra, en el nutrirse de su Cuerpo y de su Sangre, que Él nos hace pasar del ser multitud a ser comunidad, del anonimato a la comunión. La Eucaristía es el Sacramento de la comunión, que nos hace salir del individualismo para vivir juntos el seguimiento, la fe en Él. Entonces tendremos todos que preguntarnos ante el Señor: ¿cómo vivo la Eucaristía? ¿La vivo en forma anónima o como momento de verdadera comunión con el Señor, pero también con tantos hermanos y hermanas que comparten esta misma mesa? ¿Cómo son nuestras celebraciones eucarísticas?

3.- Un último elemento: ¿de dónde nace la multiplicación de los panes? La respuesta se encuentra en la invitación de Jesús a los discípulos “Denles ustedes”, “dar”, compartir. ¿Qué cosa comparten los discípulos? Lo poco que tienen: cinco panes y dos peces. Pero son justamente esos panes y esos peces que en las manos del Señor sacian el hambre de toda la gente. Y son justamente los discípulos desorientados ante la incapacidad de sus posibilidades, ante la pobreza de lo que pueden ofrecer, los que hacen sentar a la muchedumbre y distribuyen – confiándose en la palabra de Jesús – los panes y los peces que sacian el hambre de la multitud. Y esto nos indica que en la Iglesia pero también en la sociedad existe una palabra clave a la que no tenemos que tener miedo: “solidaridad”, o sea saber `poner a disposición de Dios aquello que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque solo en el compartir, en el donarse, nuestra vida será fecunda, dará frutos. Solidaridad: ¡una palabra mal vista por el espíritu mundano!

Esta tarde, una vez más, el Señor distribuye para nosotros el pan que es su cuerpo, se hace don. Y también nosotros experimentamos la “solidaridad de Dios” con el hombre, una solidaridad que no se acaba jamás, una solidaridad que nunca termina de sorprendernos: Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo, la muerte. También esta tarde Jesús se dona a nosotros en la Eucaristía, comparte nuestro mismo camino, es más se hace alimento, el verdadero alimento que sostiene nuestra vida en los momentos en los que el camino se hace duro, los obstáculos frenan nuestros pasos. Y en la Eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, aquel del servicio, del compartir, del donarse, y lo poco que tenemos, lo poco que somos, si es compartido, se convierte en riqueza, porque es la potencia de Dios, que es la potencia del amor que desciende sobre nuestra pobreza para transformarla.

Esta tarde entonces preguntémonos, adorando a Cristo presente realmente en la Eucaristía: ¿me dejo transformar por Él? ¿Dejo que el Señor que se dona a mí, me guíe para salir cada vez más de mi pequeño espacio y no tener miedo de donar, de compartir, de amarlo a Él y a los demás?

Seguimiento, comunión, compartir. Oremos para que la participación a la Eucaristía nos provoque siempre: a seguir al Señor cada día, a ser instrumentos de comunión, a compartir con Él y con nuestro prójimo aquello que somos. Entonces nuestra existencia será verdaderamente fecunda.

sábado, 1 de junio de 2013

PRESENTES UN AÑO MÁS EN LA SOLEMNIDAD DEL CORPUS

Como viene siendo tradicional desde el Centenario de nuestra Parroquia, la Hermandad volverá a estar presente en la procesión del Corpus Christi con la realización de un altar. Este año se situará en la casa natal de Matías Prats. 



Todo hermano de la Cofradía que quiera colaborar en su realización puede acercarse a primera hora de la mañana por la casa para ayudarnos en las tareas de montaje del mismo. La procesión será a partir de las 10:30 h de la mañana, por tanto este año la hermandad debe madrugar más para el montaje del altar en el que se homenajea al Amor de los Amores: Jesús Sacramentado.